¿Qué es lo motiva a los niños y adolescentes a levantarse de la cama para ir al colegio?
Creo que todos tenemos clara la respuesta. Cuando íbamos al colegio o al instituto, lo que más nos gustaba generalmente era el recreo porque era de los pocos momentos, por no decir el único, en el que se podía jugar con tus compañeros.
Es cierto, que también había asignaturas interesantes donde “algunas” clases lo pasábamos muy bien. Sin embargo, todas ellas estaban llenas de tareas y responsabilidades marcadas por un único objetivo “aprobar”.
Al final con en esa edad, aún no se ha madurado lo suficiente para llegar a ver la importancia de ese aprobado, ni para que te motive estudiar cuando podrías estar jugando.
Sin embargo, durante la clase de hoy, hemos visto una posible solución a este problema la “Gamificación”.
Se trata de intentar convertir el aprendizaje en un juego, para que los alumnos estén plenamente motivados. Para ello, se intenta utilizar diferentes estrategias como los rankings, las recompensas o los puntos.
Por ejemplo, imaginaos que por cada aportación correcta en clase o por cada examen aprobado damos un punto a cada alumno, con lo que al finalizar el curso pueden optar por varios premios. Tendríamos que poner reglas muy transparentes para que el juego sea limpio y no se genere un alto grado de competitividad pero, ¿Creéis que los alumnos se tomarían igual las clases?
Yo pienso que no, creo que todos estarían mucho más atentos y participativos, además de estar interesados en ganar el juego y llevarse algún premio. Por este motivo, esta metodología me parece muy interesante para poder lograr la atención de muchos alumnos desmotivados por los estudios.
A pesar de no haber podido realizar en esta asignatura ningún proyecto de gamificación, he decidido escoger a Michael como tutor de TFM, para poder investigar mucho más sobre esta curiosa y nueva metodología.
¡Ya os contaré como me ha ido!
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